Si algo define a Verónica Echegui (Madrid, 1983) es su versatilidad como actriz. Después de haber sorprendido con un cambio de look total (Yo soy la Juani), actuar con acento argentino (Tocar el cielo), embarcarse en un viaje espiritual (Katmandú, un espejo en el cielo) o haber probado suerte en inglés (La fría luz del día) e italiano (Lasciati andare), a esta madrileña le apetecía rodar una comedia.
El resultado es No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas, una comedia romántica bastante atípica dirigida por María Ripoll (Ahora o nunca) en la que encarna a Sara, una chica que intenta salir como puede de todos los envites que le complican la vida.
Junto a Echegui aparecen en este filme David Verdaguer y Álex García como los dos chicos que comparten experiencias con el personaje principal; Alba Galocha en la piel de su alocadísima hermana; Cecilia Freire, que encarna a su amiga creadora, y Elvira Mínguez y Jordi Sánchez como sus padres.
¿Qué te parecen las comparaciones con Bridget Jones?
Bueno, es cierto que tiene en común con ella que es una comedia romántica, que el personaje es muy entrañable y parte de una novela. ¡Pero esta historia es mucho más gamberra! Enseguida que empecé a leerme el libro vi que Sara era maravillosa y entendí por qué la gente se identifica con ella.
¿Qué mensaje te gusta más?
Muchos. Sobre todo ‘cree en ti y confía en ti. Que, aunque te equivoques, siempre será mucho mejor porque será un error tuyo. Y no culpes al karma de cosas que, en realidad, son tuyas’. Es decir, que te hagas responsable de tus actos.
La película incluye varias cargas de profundidad: contra la crisis, contra la apatía…
A través de la comedia se tocan muchos temas. Habla de qué hacer con tu vida, si estás donde quieres estar… Sara hace mucho lo que cree que debe hacer pero no lo que realmente quiere hacer. Por eso, hay quien podrá ver más drama; o quien se habrá partido de risa… En realidad, es como la vida, donde la comedia y el drama suelen ir de la mano. ¿O no encontramos cómicos algunos grandes y dramáticos momentos de nuestras vidas?
Es curioso que Laura Norton, la autora del libro, permanezca en el anonimato. ¿Hablaste con ella antes de rodar el filme?
Sí. Y me parece una decisión muy inteligente y hasta divertida por su parte que genera misterio en torno a su figura. Cuando tanta gente se siente identificada con lo que escribes, siempre aparece ese enigma alrededor de todo. Quién sabe si con el tiempo se descubrirá quién es Laura Norton… Por otra parte, hablar con ella me dejó muy tranquila a la hora de interpretar mi personaje. Luego es verdad que Laura confió mucho en mí. Y, por lo que ha dicho, ha quedado contenta con el resultado de esa adaptación al cine.
¿Qué tal fueron esas escenas de sexo por Skype?
¡Muy divertidas! Encima, con David Verdaguer, que venía de hacer algo parecido en 10.000 km. Lo cual ha generado mucha broma. Le decíamos si no será ya un experto en interpretación a través de Skype (risas). En EEUU, si quisiera se montaba un negocio de conferencias ¡y se forraba! (más risas). En esas escenas parece que David y yo estábamos muy lejos el uno del otro… pero en realidad las grabamos en dos habitaciones del mismo piso.
La casa en la que vive tu personaje y la ropa que lleva resultan ‘muy de abuela’…
¡Total! Tenía que ser de esa manera porque se trata de una historia completamente diferente, que se desarrolla en la casa de la abuela y había que mostrar todo eso así. Los responsables de arte y vestuario le han dado una vida propia al mundo de Sara que me apasiona y creo que se parece mucho a lo que transmite el libro.
Te sorprende que la gente todavía te recuerde por tu papel en Yo soy la Juani?
Bueno. Yo lo entiendo, porque esa película tuvo en su momento mucho alcance, funcionó muy bien y he visto siempre que es la que más le ha llegado a la gente. Con los años, sigo recogiendo piropos de gente que la vio por aquel entonces y se acuerda hoy de ella. Cuando cada uno me cuenta su historia personal alrededor de ese filme no sabes cómo me emociono. Y es que laas historias las hacemos para el público. Y, si les mueve o les toca algo dentro, misión cumplida.
Tu desnudo en una red social reivindicando la belleza natural ha dado mucho que hablar…
No me esperaba tanta repercusión. Pero, como iba junto a una reflexión positiva y constructiva, me ha hecho ilusión que se difundiera de esa manera. Quería compartirlo para reivindicar la importancia de confiar en uno mismo y el derecho a la libertad de cada uno a hacer con su cuerpo y su vida lo que quiera. Mi relación con las redes había sido hasta ahora normal. Pero me parece que son un buen medio para lanzar cosas positivas.