En los últimos tiempos homeopatía se está poniendo en tela de juicio. Tras el revuelo que se montó en España tras cancelar el postgrado en Medicinas Naturales que se cursaba en Barcelona y que era considerado como único y pionero en Europa, ahora le llega un nuevo mazazo al otro lado del Atlántico.
La Comisión Federal de Comercio estadounidense ha anunciado que obligará a los fabricantes de estos productos a indicar que “no están basados en métodos científicos modernos”. Esta etiqueta supone un ataque a la que algunos consideran una pseudomedicina pero que aun así genera, sólo en el país norteamericano, un negocio de más de 1.200 millones de dólares anuales.
También la Administración de Alimentos y Medicamentos ha decidido tomar cartas en el asunto y empezará a revisar todos los productos homeopáticos, desde su composición hasta su distribución, pasando por su fabricación.
Bajo la sospecha de la OMS
Aunque en los últimos años tanto en Estados Unidos como en España los productos alternativos han gozado de una gran popularidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) siempre ha mostrado su reticencia sobre los beneficios que puede aportar, especialmente si se comparan con los que aporta la medicina tradicional.
Diferentes países ya han realizado sus pertinentes estudios para saber cómo los productos alternativos actúan con enfermedades graves como la malaria o el sida, siendo los resultados “ineficaces” para países como el Reino Unido, Australia o Suiza.
En un informe realizado por la sociedad de Investigación para la Transparencia del Mercado declaró que durante 2015 la homeopatía movió 3.867 millones de dólares y se espera que si sigue este crecimiento, a final de 2024 el volumen de negocio alcance los 17.486 millones de dólares, un crecimiento total de 18,2